Hoy Martes 17 de Mayo se celebra el día de las letras gallegas, y este año el homenajeado es Florencio Delgado Gurriarán, poeta, político, traductor, editor y un hombre excepcional que llevó toda su vida las tierras de Valdeorras en su memoria y con ello creó un mundo poético fascinante.
La XIX edición de Toral en Tren está dedicado a la relación que ha tenido el mundo del ferrocarril y el mundo de la literatura, y nuestro viaje en tren será a Villamartín de Valdeorras, lugar de nacimiento de Florencio Delgado, por eso, desde el Ayuntamiento de Toral de los Vados queremos felicitar a nuestros vecinos gallegos en este día tan especial y rendimos nuestro pequeño homenaje recordando la vida y obra de Florencio Delgado en este artículo escrito por Débora Álvarez Moldes de la Fundación As letras de Florencio :
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Florencio nace en 1903 en Córgomo, Vilamartín de Valdeorras. En contra de lo que era habitual en ese momento en las familias “de bien” el idioma gallego siempre fue la lengua de la casa y a través de ella Florencio comenzará a respetar y admirar la cultura propia del país. El poeta vive muy pocos años en estas tierras, con 6 años, su familia comienza a mudarse a distintas ciudades: Ourense, Palencia, Vallladolid y en ellas se va formando el niño y el chico Florencio. A pesar de que los deberes laborales de su padre obligaban a la familia a vivir fuera de la aldea natal, el verano era siempre tiempo de regreso y de reencuentros. No va a ser hasta 1928, ya con la carrera de Derecho finalizada, cuando Florencio vuelva a vivir a Valdeorras. De inmediato se vió integrado en la vida social de Valdeorras, comenzó a trabajar en un despacho de abogados como pasante y entra de lleno en los grupos juveniles más implicados en las actividades culturales y sociales del entorno.
Esta época va a coincidir con su formación política e intelectual, desde que había leído el periódico A nosa Terra en Valladolid asume el ideario de las Irmandades da Fala, una institución centrada en resolver los problemas que la cultura y la sociedad gallega presentaban. Al igual que el trabajo de las Irmandades derivó de forma inevitable en una labor política, los esfuerzos del poeta también siguieron el mismo camino. De este modo, Florencio va a ser uno de los fundadores del Partido Galeguista en Valdeorras y desde este partido va a luchar por la consecución de sus ideales. En el seno de este partido será donde entre en contacto con la mayor parte de la intelectualidad gallega del momento, escritores, políticos e intelectuales como Otero Pedrayo, Alexandre Bóveda o Rodríguez Castelao. Este último Alfonso Rodríguez Castelao, será la figura que más admiración provoque en Florencio y la relación que principiaba en estos años no finalizará hasta el final de su vida. Con él hará un difícil viaje en tren, en noviembre de 1934 Castelao fue desterrado a Badajoz perdiendo su plaza como maestro un castigo tras las Huelgas de octubre de ese mismo año. Nuestro poeta acompañará al líder político desde Monforte a Ponferrada en esa dura travesía.
Todo se desvanece en julio de 1936, como político de izquierdas y republicano sabe del peligro que corre y del peligro en el que pone a la familia. Nuevamente otro tren, esta vez el que coge en Ponferrada para llegar a Zamora será el que lo aleje del peligro. Viaja a Valladolid e intenta regresar a Valdeorras, en Ponferrada recibe las noticias de los primeros asesinatos, la huida debe ser inmediata. Y nuevamente nos encontramos con el tren, esta vez con la construcción del ferrocarril entre Ourense y Portugal, en la raya seca. Gracias a la colaboración de un familiar que trabajaba de topógrafo en estas obras, Florencio consigue pasar a Tourén. La siguiente parada fue O Porto donde un barco noruego lo llevaría a Burdeos. Una vez en Francia y aún sabiéndose sano y salvo decide regresar y alistarse en el ejército para ayudar a los compañeros que estaban dejándose la piel por la República. Florencio desarrollará una tarea muy importante al intentar sacar a los escapados de los montes gallegos y tratar de nutrir las filas del ejército republicano, sin embargo el final de la contienda mudó el encargo. El trabajo de este hombre, y de otros, fue fundamental en la salida de exiliados desde Francia. Él mismo, salía al lado de 997 viajeros en el barco Ipanema rumbo a México. Una nueva vida, lo que en un principio pensó que sería una parada más antes de regresar al hogar, fue la vida entera, fue el nuevo hogar, su “Nueva Galicia”. Curioso recalar con los huesos en una tierra con ese nombre, y en esa Nueva Galicia comenzó un trabajo fundamental de salvaguarda de la cultura gallega. Mientras aquí, la cultura gallega y la intelectualidad que la representaba estaban perseguidos el exilio americano consiguió mantener encendida la antorcha de la cultura gallega. Lo hicieron a través de revistas, programas de radio, publicaciones, editoriales y un largo etcétera de tareas que ocuparon la Florencio en estos años.
Florencio no regresa a su tierra hasta treinta años después, y no podemos más que imaginar lo que para él debió ser regresar y llenar los ojos de este paisaje, un paisaje que él transformará en poesía, porque a pesar de que “Galicia é Infinda” él echaba en falta un recunchiño muy particular de ella. Quiero finalizar este pequeño recorrido por la vida de Florencio con los versos que considero más apropiados en estos momentos, ya que nos hablan de las verdaderas fronteras.
Nosa Galicia é máis que toda a Terra.
Galicia só limita coa Saudade, elástica fronteira
que serve para o tempo e para o espacio
- onde un galego está, atópase ela -,
mais que ninguén atravesala pode
inda que leve nos papés: Poeta.
Galicia Infinda
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